Aguirre Cerda (1938-1941)
El primer presidente radical, don Pedro Aguirre Cerda era un ejemplo de la clase que representaba: profesor y abogado de la Universidad de Chile, era un emergente ejemplo de los hijos crecidos bajo el espacio del Estado Benefactor. Su elección, en la que gravitó fuertemente la Masacre del Seguro Obrero, nunca fue muy fuerte.
El principal efecto de la Segunda Guerra Mundial en Chile fue el quiebre de la coalición por la denuncia ordenada por Moscú de los frentes populares en cumplimiento del Pacto de no agresión nazi-soviético de 1939. El gobierno careció de apoyo para sacar adelante sus grandes promesas de campaña, aunque con la invasión alemana a la Unión Soviética los comunistas dejaron de lado sus reticencias y se sumaron al gobierno.
Sin embargo, el principal apoyo a la industrialización chilena provino de una desgraciada ayuda. En la noche del 24 de enero de 1939, con epicentro en la ciudad de Chillán se produjo un violento terremoto de desoló todo el sector central del país. Se estima que más de 30.000 personas murieron aquel día y la zona quedó devastada. Grandes canales de regadío, obras públicas, puentes, edificios, escuelas y hospitales se vinieron abajo. Como medida paliativa el gobierno propuso la creación de una Corporación de Fomento de la Producción, con el objeto de crear un fondo estructural de inversión en corporación públicas o semi-públicas, encargada de ejecutar grandes empresas.
Bajo este alero se creó:
- Empresa Nacional del Petróleo (ENAP);
- Empresa Nacional de Electricidad S.A. (ENDESA);
- El Holding de la Compañía de Acero del Pacífico (CAP); y
- La Industria Azucarera Nacional (IANSA), entre otras.
Se
invirtieron grandes sumas de dinero en la reconstrucción de las zonas y
su habilitación. Pese a lo anterior, el presidente se encontraba
gravemente enfermo de tuberculosis y dimitió a comienzos de noviembre
de 1941, para morir quince días después.
Juan Antonio Ríos (1941-1946)
La coyuntura provocada por la muerte de Pedro Aguirre Cerda fue llenada por la misma coalición que llevó al poder al presidente muerto. La razón de esta segunda reunión en torno a una coalición que se hacía cada vez más volátil era la presencia de un enemigo común: el general Ibañez. Ante estos hechos la Alianza Democrática, como se le llamó, eligió a un miembro del ala conservadora del Partido Radical como candidato a la presidencia, el abogado Juan Antonio Ríos, que venció en febrero de 1942 con el 55,7% de los votos.
El gobierno de Ríos se convirtió en una especie de parlamentarismo, por la debilidad de sus gabinetes y su corta duración, dada la incompatibilidad de las posturas que se encontraban representados en su gobierno. Los comunistas peleaban con él por no cortar las relaciones con las naciones del Eje, mientras que la derecha lo acusaba de ser débil con la izquierda. Al mismo tiempo los socialistas no lo apoyaban por ser demasiado condescendiente con los empresarios y no promover legislación obrera. El mismo Partido Radical le presentó en 1944, una serie de propuestas que para él resultaron inadmisibles:
Juan Antonio Ríos (1941-1946)
La coyuntura provocada por la muerte de Pedro Aguirre Cerda fue llenada por la misma coalición que llevó al poder al presidente muerto. La razón de esta segunda reunión en torno a una coalición que se hacía cada vez más volátil era la presencia de un enemigo común: el general Ibañez. Ante estos hechos la Alianza Democrática, como se le llamó, eligió a un miembro del ala conservadora del Partido Radical como candidato a la presidencia, el abogado Juan Antonio Ríos, que venció en febrero de 1942 con el 55,7% de los votos.
El gobierno de Ríos se convirtió en una especie de parlamentarismo, por la debilidad de sus gabinetes y su corta duración, dada la incompatibilidad de las posturas que se encontraban representados en su gobierno. Los comunistas peleaban con él por no cortar las relaciones con las naciones del Eje, mientras que la derecha lo acusaba de ser débil con la izquierda. Al mismo tiempo los socialistas no lo apoyaban por ser demasiado condescendiente con los empresarios y no promover legislación obrera. El mismo Partido Radical le presentó en 1944, una serie de propuestas que para él resultaron inadmisibles:
- Romper con la España franquista (había roto las relaciones con los países del Eje Roma-Berlín-Tokio en enero de 1943 y eventualmente declaró la guerra a Japón);
- Reconocimiento de la Unión Soviética; y
- Un gabinete totalmente radical.
El
rechazo de Ríos a aceptar estas condiciones provocó la salida de la
totalidad de los radicales del gobierno, dejando al presidente sin
partido. Producto de estas graves y profundas divisiones interinas, no
fue de extrañar que la oposición derechista obtuviera grandes avances
en las elecciones parlamentarias celebradas en 1945. Esto
significó una debacle muy significativa para los partidos comunista y
socialista que bajaron sustancialmente en sus votos y quedaron casi
excluidos del Congreso. Por otro lado, los radicales sufrieron una baja
limitada, mientras que el descontento con la incapacidad del gobierno y
los partidos los capitalizó la derecha.
Otro hecho que opacó aún más la situación fue la represión policial durante unos disturbios en la Plaza Bulnes de Santiago, donde murieron varias personas. En represalia por este hecho, parte del gabinete renunció en protesta. En esta misma época, aquejado por un cáncer terminal, el presidente Ríos renunció en favor de Alfredo Duhalde Vásquez, su ministro del Interior, quien ejerció como vicepresidente hasta la muerte del presidente el 27 de junio de 1946.
González Videla (1946-1952)
Por segunda vez en cinco años, Chile concurrió a las urnas para elegir presidente. A la contienda electoral concurrieron Gabriel González Videla por el Partido Radical, el doctor Eduardo Cruz-Coke por el Partido Conservador, Bernardo Ibáñez por el Partido Socialista y Fernando Alessandri Rodríguez por el Partido Liberal.
La nueva candidatura de la coalición entre los radicales, representados por un miembro de su ala izquierdista, como era González Videla, con los comunistas fue a costa de una unión pública y notoria. El senador comunista y poeta Pablo Neruda dirigió la campaña de González y sus públicos anuncios de confraternidad fueron famosos: dirigiéndose al Comité Central comunista: Yo les aseguro a ustedes que no habrá poder humano ni divino capaz de romper los lazos que me unen al Partido Comunista y al pueblo.
Esto rindió sus frutos: sacó el 40% de los votos frente a un 29% de Cruz Coke y un 27% de Alessandri. El Congreso Nacional de Chile lo ratificó después de ofrecer prevendas a todos los partidos. Como consecuencia terminó con un gabinete conformado, al igual que sus predecesores, con elementos contradictorios: liberales, radicales y comunistas.
Al poco tiempo se llevaron a cabo elecciones municipales en las cuales el máximo crecimiento de un partido fue de los comunistas, que pese a ser parte del gobierno, fueron siempre sus principales críticos. Los liberales, al ver que el máximo crédito se lo llevaban los comunistas se retiraron del gobierno. Ante esta perspectiva, mirado en el contexto de la guerra fría, González decidió dejarlos fuera del gobierno, volviendo a la oposición, siendo éste su mejor y más efectivo lugar de lucha política.
Al poco tiempo graves incidentes instigados por dirigentes comunistas vieron la luz. En Santiago, en junio de 1947 se provocaron incidentes por una huelga en el transporte urbano que terminó con varios muertos y el Estado de Sitio aplicado en la capital. El segundo, y mucho más grave episodio, se produjo en agosto y en octubre del mismo año en las minas de carbón del sur, donde se declararon sendas huelgas que pusieron en jaque al gobierno. Sólo el propio viaje del presidente pudo salvar la situación, ante sindicatos dirigidos por comunistas. De la misma manera, unos días después, los sindicatos de la mina de Chuquicamata se declararon en huelga. González sintió que el ambiente se estaba volviendo cada vez más enrarecido y utilizó con mayor severidad las leyes de emergencia.
Finalmente, ante la presión de los Estados Unidos, y con el apoyo de los demás partidos, salvo una facción falangista y socialista, se dictó una severa Ley de Defensa Permanente de la Democracia (conocida como Ley Maldita), que puso al Partido Comunista fuera de la Ley y eliminó a más de 20.000 personas de los registros electorales. Se reabrió el campamento de prisioneros en Pisagua (utilizado durante la dictadura de Ibañez y reutilizado después en la dictadura de Pinochet), aunque no se fusiló a ningún detenido. Prominentes comunistas como el entonces senador Pablo Neruda tuvieron que huir al exilio.
Otro hecho que opacó aún más la situación fue la represión policial durante unos disturbios en la Plaza Bulnes de Santiago, donde murieron varias personas. En represalia por este hecho, parte del gabinete renunció en protesta. En esta misma época, aquejado por un cáncer terminal, el presidente Ríos renunció en favor de Alfredo Duhalde Vásquez, su ministro del Interior, quien ejerció como vicepresidente hasta la muerte del presidente el 27 de junio de 1946.
González Videla (1946-1952)
Por segunda vez en cinco años, Chile concurrió a las urnas para elegir presidente. A la contienda electoral concurrieron Gabriel González Videla por el Partido Radical, el doctor Eduardo Cruz-Coke por el Partido Conservador, Bernardo Ibáñez por el Partido Socialista y Fernando Alessandri Rodríguez por el Partido Liberal.
La nueva candidatura de la coalición entre los radicales, representados por un miembro de su ala izquierdista, como era González Videla, con los comunistas fue a costa de una unión pública y notoria. El senador comunista y poeta Pablo Neruda dirigió la campaña de González y sus públicos anuncios de confraternidad fueron famosos: dirigiéndose al Comité Central comunista: Yo les aseguro a ustedes que no habrá poder humano ni divino capaz de romper los lazos que me unen al Partido Comunista y al pueblo.
Esto rindió sus frutos: sacó el 40% de los votos frente a un 29% de Cruz Coke y un 27% de Alessandri. El Congreso Nacional de Chile lo ratificó después de ofrecer prevendas a todos los partidos. Como consecuencia terminó con un gabinete conformado, al igual que sus predecesores, con elementos contradictorios: liberales, radicales y comunistas.
Al poco tiempo se llevaron a cabo elecciones municipales en las cuales el máximo crecimiento de un partido fue de los comunistas, que pese a ser parte del gobierno, fueron siempre sus principales críticos. Los liberales, al ver que el máximo crédito se lo llevaban los comunistas se retiraron del gobierno. Ante esta perspectiva, mirado en el contexto de la guerra fría, González decidió dejarlos fuera del gobierno, volviendo a la oposición, siendo éste su mejor y más efectivo lugar de lucha política.
Al poco tiempo graves incidentes instigados por dirigentes comunistas vieron la luz. En Santiago, en junio de 1947 se provocaron incidentes por una huelga en el transporte urbano que terminó con varios muertos y el Estado de Sitio aplicado en la capital. El segundo, y mucho más grave episodio, se produjo en agosto y en octubre del mismo año en las minas de carbón del sur, donde se declararon sendas huelgas que pusieron en jaque al gobierno. Sólo el propio viaje del presidente pudo salvar la situación, ante sindicatos dirigidos por comunistas. De la misma manera, unos días después, los sindicatos de la mina de Chuquicamata se declararon en huelga. González sintió que el ambiente se estaba volviendo cada vez más enrarecido y utilizó con mayor severidad las leyes de emergencia.
Finalmente, ante la presión de los Estados Unidos, y con el apoyo de los demás partidos, salvo una facción falangista y socialista, se dictó una severa Ley de Defensa Permanente de la Democracia (conocida como Ley Maldita), que puso al Partido Comunista fuera de la Ley y eliminó a más de 20.000 personas de los registros electorales. Se reabrió el campamento de prisioneros en Pisagua (utilizado durante la dictadura de Ibañez y reutilizado después en la dictadura de Pinochet), aunque no se fusiló a ningún detenido. Prominentes comunistas como el entonces senador Pablo Neruda tuvieron que huir al exilio.
Varias protestas siguieron a esta situación, con la intención de generar un estallido social parecido al Bogotazo, pero una fuerte presencia policial y militar lo impidió. Esto no dejó al gobierno sin problemas, ya que un complot militar de derecha, conocido como el Complot de las patitas de chancho puso de manifiesto la inestabilidad política a la que se precipitaba el país. Por último, una severa política de austeridad llevada a cabo por el Ministro de Hacienda Jorge Alessandri a comienzos de 1950 produjo masivas protestas que esfumaron lo que le quedaba de capital político.
Los logros más destacados de este período son:
- La plena incorporación de la mujer a la vida política, obteniendo la plenitud del derecho a voto;
- La total remodelación de la ciudad de La Serena;
- El desarrollo de una fuerte política antártica con la determinación del Territorio Antártico Chileno;
- La creación de la Universidad Técnica del Estado en Santiago; y
- La determinación en conjunto con Perú y Ecuador de las 200 millas de Zona Económica Exclusiva.
Resultados económicos (1938-1946)
El desarrollo económico nacional era la meta de los radicales. Desde 1938 a 1941, el índice de producción industrial aumentó más del 25%. Entre 1937 y 1945 creció a una tasa de 8,5% anual.
Desde 1938 a 1941, el índice de producción industrial aumentó más del 25%. Entre 1937 y 1945 creció a una tasa de 8,5% anual.
La producción agrícola se estancó, mientras la minera creció 5% anual entre 1938 y 1945 -el cobre lo hizo a 8%-, debido a que la II Guerra Mundial produjo una gran demanda de minerales. Pero la llegada de ingresos gracias a su venta contribuyó a la inflación, que se inició durante el gobierno de Aguirre Cerda, pero se acentuó en el de Ríos.
Durante su gobierno se aprobaron constantes aumentos de salarios y sueldos, y alzas de precios. Los gobiernos siguientes mantuvieron esta práctica, que dejaba contentos a patrones y trabajadores pero que se traducía en la desvalorización de la moneda. Entre 1939 y 1942, el costo de la vida aumentó 83% respecto al período 1931-1939.
El desarrollo económico nacional era la meta de los radicales. Desde 1938 a 1941, el índice de producción industrial aumentó más del 25%. Entre 1937 y 1945 creció a una tasa de 8,5% anual.
Desde 1938 a 1941, el índice de producción industrial aumentó más del 25%. Entre 1937 y 1945 creció a una tasa de 8,5% anual.
La producción agrícola se estancó, mientras la minera creció 5% anual entre 1938 y 1945 -el cobre lo hizo a 8%-, debido a que la II Guerra Mundial produjo una gran demanda de minerales. Pero la llegada de ingresos gracias a su venta contribuyó a la inflación, que se inició durante el gobierno de Aguirre Cerda, pero se acentuó en el de Ríos.
Durante su gobierno se aprobaron constantes aumentos de salarios y sueldos, y alzas de precios. Los gobiernos siguientes mantuvieron esta práctica, que dejaba contentos a patrones y trabajadores pero que se traducía en la desvalorización de la moneda. Entre 1939 y 1942, el costo de la vida aumentó 83% respecto al período 1931-1939.
Para resolver la presión inflacionaria se recurrió al crédito externo y a la expansión del crédito doméstico.
fuente: http://www.biografiadechile.cl/detalle.php?IdContenido=1628&IdCategoria=96&IdArea=467&TituloPagina=Historia%20de%20Chile
A) Presentaciones:
B) Ficha de trabajo:
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